El pasado día 10 de junio, como magnífico broche final de la temporada de catas formativas que comenzó en septiembre pasado, tuvimos la fortuna de disfrutar de unos excelentes vinos de Montilla-Moriles del Grupo de Bodegas Perez Barquero. La «Tertulia Andrés Muñoz», de la Asociación Sumilleres de Córdoba, llevaba mucho tiempo con ganas de profundizar más en sus ya conocidas y cuidadas elaboraciones, y como novedad, también quería conocer de primera mano la nueva imagen comercial que han preparado para sus vinos, que como sabemos tienen un mercado internacional amplísimo. Hoy, Antonio Flores y Joaquín Morales queremos dejar este post en nombre propio, y si nuestros compañeros nos lo permiten, en nombre también de la Asociación de Sumilleres de Córdoba.
El grupo PEREZ BARQUERO lo componen las bodegas Gracia Hermanos, Tomás García, Cía. Vinícola del Sur y la propia bodega Pérez Barquero, que data nada más y nada menos que de 1905. En nombre del grupo, Adela Córdoba (Directora de comunicación, marketing y publicidad) y José Ruz (Director comercial), fueron los encargados de ilustrarnos inicialmente con una amplia exposición de su historia, sus comienzos, las vicisitudes por las que han pasado, la superficie actual de viñedos, el uso especial de los lagares, …, hasta proporcionarnos una idea clara de lo que es el grupo empresarial hoy y sus pretensiones cara al futuro. Posteriormente se ponen «manos a la obra» para dirigir lo que a la postre constituyó una cata muy especial, tanto por la calidad de lo catado como por comprobar que cerca están nuestros vinos físicamente y cuan valorados son en lugares lejanos.
En estos momentos iniciales, las palabras de presentación de Adela y Jose estuvieron acompañadas con su pionero vino joven el Viñaverde 2018 de Bodegas Gracia, muy conocido por todos, elaborado hoy a partir de un «coupage» de tres uvas, Pedro Ximénez, Moscatel y Verdejo. Un vino joven muy floral, con una buena acidez, de vendimia temprana y, que servido muy frío, nos encantó a todos. Su nueva etiqueta representa perfectamente esa frescura y toque floral que tiene el vino. Sin duda, una buena introducción para «abrir boca» a lo que se avecinaba.
A continuación, una vez en el patio y con las mesas preparadas para cata, conocimos a Fresquito Tinaja 2018 de bodegas Pérez Barquero. Muy curioso nos resultó saber que este vino, hasta hace poco, sólo se comercializaba en el extranjero, siendo especialmente demandado en Inglaterra y Suecia. Fresco y frutal, es un vino perfecto como iniciación o acercamiento a nuestros generosos más complejos de Montilla-Moriles. Un cóctel de marisco, elaborado por Antonio Flores, resultó una plato en perfecta armonía con este vino de tinaja limpio y brillante, servido muy frío.
Pasamos después a catar dos finos, con muy buena crianza: Solera Fina María del Valle en rama, de bodegas Gracia Hermanos, con 8 años en sistema de criaderas, y presentado muy acertadamente en botella de 3/8. Un gran vino, con una perfecta nariz, límpido y brillante, como deben de ser los vinos en rama, totalmente opuesto a los vinos turbios y con “olor a caño”, características muchas veces erróneamente ensalzadas, desde nuestro punto de vista. Junto a éste se sirvió un clásico, Gran Barquero Fino, pero con un nuevo etiquetado que hace a la botella muy atractiva, al igual que el detalle que aparece en ella indicando sus 10 años de crianza en bota que lo avalan. Nariz perfecta, buen paso por boca, elegante, todo lo que se diga es poco. La pasión trasmitida por Adela Córdoba y Jose Ruz en estos momentos nos hacía ver claramente la herencia recibida, desde su entorno familiar, de respeto por el trabajo bien hecho y como consecuencia, por un resultado sublime. Estos dos vinos los maridamos con unos boquerones en vinagre, una delicia, que nos preparó para esta ocasión Araceli Teba.
Le tocaba el turno ahora a uno de los vinos más esperados y siempre deseado: Gran Barquero Amontillado, con el nuevo etiquetado que hace referencia expresa a sus 25 años de crianza media; y desde luego colmó todas las expectativas. Gran y profunda nariz con los aromas que conlleva este vino de crianza biológica en sus primeros años, frutos secos, en boca elegantísimo, largo postgusto…, en pocas palabras «un vinazo». Armonizado por un plato de pavo con un escabeche muy bien elaborado, trabajo de Antonio Flores, y que fue muy del gusto de los contertulios
Casi para finalizar, otro de los vinos más esperados: Gran Barquero Palo Cortado, de aroma amontillado y boca de oloroso, novedad de la gama, también con la nueva imagen de etiquetado de la marca y 25 años de media. Gratísima sorpresa que nos llevamos, con una nariz de altura, gran boca, complejísimo, larguísimo postgusto…, en definitiva nos encantó. Un gran logro de la Bodega que hará las delicias de los grandes seguidores de este tipo de vinos. Creemos que su tendencia será al embotellado en 1/2 o 3/8. Ya se sabe, «… las esencias como está en frascos pequeños…!!!. Para su maridaje, nuestra compañera y admirada Miriam Cózar, nos preparó un plato expresamente pensando en el vino, de corte thailandés, donde al calabacín, zanahoria, col y setas se unía el contraste de las gambas, la leche de coco, el pique del chile, el toque cítrico de la lima y la presencia inconfundible del cilantro. El resultado final armonizaba perfectamente con la complejidad del vino.
Por último, para el postre, probamos el nuevo Vermut Barquero, donde además de un buen vino de base, entre otros botánicos destacaba la canela. Servido con naranja y hielo, se potenciaban y enriquecían todos sus aromas como si de una infusión fría se tratara. Para éste preparó Araceli Teba un bizcocho de naranja con sus ralladuras y rociadito de chocolate negro por encima, que le iba perfectamente y que estaba «para chuparse los dedos».
Noche perfecta, con el grupo Pérez Barquero, la calidad siempre de sus vinos, y las extraordinarias presentaciones de Adela Córdoba y José Ruz. Gracias por hacernos pasar un rato memorable, que tardaremos mucho en olvidar, y que sin duda servirá para debatir y profundizar en nuestra Tertulia sobre nuestros vinos de Montilla-Moriles y sus elaboradores.
por Antonio Flores y Joaquín Morales